EL HOMBRE SOMBRERUDO
(Diego Medina)
Cuentan por las calles de la Ciudad de México, que allá en en el tiempo del Porfiriato, había un señor muy amable con la gente que vestía siempre con unos trajes de una calidad asombrosa y colores oscuros, que tenia el calzado mas fino de la ciudad y algo característico de el también era su sombrero de copa, alto como ningún otro y negro como la misma noche. Rondaba por las calles por ahí de las 5 de la tarde. Su nombre era Don Aurelio de la Garza, mas conocido simplemente como "el Don" o "el señor sombrerudo" entre los niños mas pequeños. Fuera de su nombre y su característica vestimenta, de el solo se reconocían sus pisadas que retumbaban en cada esquina de cada calle y nada mas. En torno a su vida giraba mucho misterio, quien era, de donde venia; se decía que el era parte de la realeza española y era de las personas mas influyentes en el gobierno de Porfirio Diaz, pero en realidad nada se podía confirmar, todo era un misterio.
Una de esas tantas tardes el hombre salió a caminar, se escuchaban sus pasos en toda la ciudad, que en aquel entonces era mas pequeña. El Don, llego a un barrio mas pobre donde unos niños jugaban a las canicas, el simplemente se sentó en una banca que estaba cerca y los miro jugar. Al cabo de unas horas el Don se fue, no dijo ni una palabra y desapareció en la oscuridad de la noche. A la mañana siguiente una señora llego gritando a la estación de policía
-¡¡¡¡MI HIJOOO NO ESTAAAA!!!!
Los policías comenzaron a calmarla para que les explicara que habia pasado; les conto que todo era como de costumbre, el niño se durmió a las 10 y por la mañana cuando la madre fue a despertarlo para que se fuera a trabajar, ya no estaba, no había rastro.
El niño nunca fue encontrado después de semanas de buscarlo.
Semanas después, el hombre sombrerudo salió a dar uno de sus paseos, ahora llego a un barrio mas alto en cuanto a clases sociales, camino hasta llegar a donde unos niños jugaban con sus juguetes, se sentó en una de las bancas y al cabo de unas horas se fue para desaparecer en la oscuridad de la noche. A la mañana siguiente una dama muy conocida en la Ciudad de México llego llorando directamente con el sargento de policía gritando por que su hijo había desaparecido. Después de meses de búsqueda nunca encontraron al pequeño.
Pasaron los años y los niños nunca dejaron de desaparecer, hasta que un día llego a la boca de todos que el hombre sombrerudo había fallecido de viejo, ya hacia unos meses que no se le veía y no fue una sorpresa la noticia. Lo que si tomo de sorpresa a todos fue, que a la hora de entrar a la casa para entregarla a unos sobrinos lejanos como decía la herencia, se descubrió una puerta, la cual llevaba a un sótano gigantesco. En el sótano se encontró lo inimaginable, un olor fuertísimo a putrefacción, manchas de sangre secas en una mesa en el centro y una librería al fondo; en la librería había 27 cuadernos, igual que el numero de niños desaparecidos durante todo ese tiempo, dentro de ellos venían descripciones de recetas, nadie lo entendía... hasta que al revisar la portada de cada libro venían los nombres y edades de los niños desaparecidos en todo ese tiempo. Fue algo perturbador.
Se descubrió que Don Aurelio secuestro a todos esos niños ofreciéndoles a los mas pobres una gran oportunidad de trabajo, y a los mas ricos muchos juguetes, y al llevarlos a su casa los encerraba en el sótano y tiempo después... se los comía.
Cuenta la leyenda que todas las tardes por ahí de las 5, alrededor del centro de la Ciudad de México se escuchan los pasos de los finos zapatos de hombre sombrerudo, buscando por su siguiente cena.